Foto de: Agustí Cetelles, "Soldado" |
Abajo, abajo, abajo, Lorenzo, y esas botas nuevas
sobre la tierra seca, Lorenzo, y tu fusil al suelo, mexicano, y una marea
dentro de tu estómago, como si llevaras el océano en las entrañas y ya tu
rostro sobre la tierra con tus ojos verdes y abiertos y un sueño a medias, entre
el sol y la noche, mientras ella grita y tú sabes que al fin las botas le van a
servir al pobrecito de Miguel con su barba rubia y sus arrugas blancas y dentro
de un minuto Dolores se arrojará sobre ti, Lorenzo, y Miguel le dirá que es
inútil, llorando por primera vez, que deben seguir el camino, que la vida está
del otro lado de las montañas, la vida y la libertad, porque sí, ésas fueron
las palabras que escribió: tomaron esa carta, la sacaron de la camisa manchada,
ella la apretó entre las manos, ¡qué calor!, si cae la nieve lo sepultará,
cuando lo besaste otra vez, Dolores, arrojada sobre su cuerpo y él quiso
llevarte al mar, a caballo, antes de tocar su sangre y dormirse contigo en sus
ojos ... qué verde ... no te olvides ...
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