viernes, 27 de febrero de 2015

Un equívoco (2012) - Antonio Gamoneda




AMO mi cuerpo; sus vértebras hendidas
por aceros vivientes, sus cartílagos
abrasados, mi corazón ligeramente húmedo
y mis cabellos enloquecidos
en tus manos.
Amo también
mi sangre atravesada por gemidos.
Amo la calcificación y la melancolía
arterial y la pasión del hígado
hirviendo en el pasado y las escamas
de mis párpados fríos.
Amo el estambre celular, las heces
blancas al fin, el orificio
de la infelicidad, las médulas
de la tristeza, los anillos
de la vejez y la influencia
de la tiniebla intestinal.
Amo los círculos
grasientos del dolor y las raíces
de los tumores lívidos.
Amo este cuerpo viejo y la sustancia
de su miseria clínica.
El olvido
disuelve la materia pensativa
ante los grandes vidrios
de la mentira.
Ya
todo está dirimido.
No hay causa en mí. En mí no hay
más que cansancio y
un antiguo extravío:
ir
de la inexistencia
a la inexistencia.
Es
un sueño.
Un sueño vacío.
Pero sucede.
Yo amo
todo cuanto he creído
viviente en mí.
Amé las manos
grandes de mi madre y
aquel metal antiguo
de sus ojos y aquel
cansancio lleno de luz
y de frío.
Desprecio
la eternidad.
He vivido
y no sé por qué.
Ahora
he de amar mi propia muerte
y no sé morir.
Qué equívoco.