-Me gusta deambular a solas,
pensar, soñar despierto...
-Así que, ¿es usted un soñador también?
-Bien, usted sabe que es como...
La imaginación hierve como...
... el agua de una cafetera.
Sí, pero es un error.
Acabas pensando que hay...
... algo vivo y tangible
incluso en tus sueños
y tú abandonas la vida, ¿lo ve?
Realidad. Esta realidad.
lunes, 28 de noviembre de 2011
miércoles, 9 de noviembre de 2011
Por las paredes (Mil años hace...) - Joan Manuel Serrat
Gran Teatro del Liceo de Barcelona |
[Escucha la canción]
Mil años hace que el sol pasa
reconociendo en cada casa
el hijo que acaba de nacer,
que el monte dibuja perfiles
suaves, de pecho de mujer,
que las flores nacen discretas
y las bestias y la luz también.
Mil años para nuestro bien.
En cada valle una gente
y cada cala esconde
vientos diferentes.
Mil años, que el hombre y la guerra
dieron lengua y nombre a la tierra
y al pueblo que rindió a sus pies,
la plata del olivo griego,
la llama persa del ciprés.
Y el musulmán lo perdió todo,
la casa, el sueño y la heredad
en nombre de la cristiandad.
Íberos y romanos,
fenicios y godos,
moros y cristianos.
En paz descansen esplendores
de amor cortés y trovadores.
Dueños del camino del mar,
no había pez que se atreviese
a transitarlo sin llevar
las cuatro barras en el lomo.
Descansa en paz, ancestral grey
vendida por tu propio rey.
De mártires y traidores
enlutaron tus campos
los inquisidores.
Mil años hace que el sol pasa
pariendo esa curiosa raza
que con su llanto hace un panal.
Y de su sangre y su derrota,
día de fiesta nacional.
Que con la fe del peregrino
jamás dejó de caminar,
de trabajar y de pensar.
Empecinado,
busca lo sublime
en lo cotidiano.
Mil años hace y unas horas
que con manos trabajadoras
se amasa un pueblo de aluvión.
Con sangre murciana y de Almería
se edificó una exposición.
Ferroviarios, labradores,
dulces criadas de Aragón,
caricias de este corazón.
Y lágrimas oscuras
de los andaluces.
Y la dictadura...
Patria pequeña y fronteriza,
mil leches hay en tus cenizas,
pero un soplo de libertad
revuelve el monte, el campesino,
el marinero y la ciudad.
Que la ignorancia no te niegue,
que no trafique el mercader
con lo que un pueblo quiere ser.
Lo están gritando
siempre que pueden,
lo andan pintando
por las paredes...
jueves, 14 de abril de 2011
La voz y la palabra - José Agustín Goytisolo
Tienes tu parte en la felicidad
aún en medio de un mundo en bancarrota.
Te enfureces, te afliges y apartas el diario
mas con eso no alivias el total desamparo
de millones de seres a los que se ha vedado
el derecho a existir. La única tierra
que han de tener es una sucia fosa.
Tú tomaste partido por la vida
que se les niega a los desheredados.
Comprendo que te hiera este dolor
pero no llores: canta. Tu mejor testimonio
es una voz al aire y no el gran ruido
que no permite hablar y que al final impide
pensar también en lo que está ocurriendo.
Hasta la más sencilla canción enamorada
se ha vuelto rebeldía que el más cuitado entiende
y puede hacerla suya como si fuera un arma cargada
de moción y esperanza
que puede repetirse como un himno
y que salta los muros de las cárceles
que está en la selva y entre los cascotes
de un pueblo bombardeado. La voz y la palabra
pueden con el gran ruido que quiere anonadarte.
aún en medio de un mundo en bancarrota.
Te enfureces, te afliges y apartas el diario
mas con eso no alivias el total desamparo
de millones de seres a los que se ha vedado
el derecho a existir. La única tierra
que han de tener es una sucia fosa.
Tú tomaste partido por la vida
que se les niega a los desheredados.
Comprendo que te hiera este dolor
pero no llores: canta. Tu mejor testimonio
es una voz al aire y no el gran ruido
que no permite hablar y que al final impide
pensar también en lo que está ocurriendo.
Hasta la más sencilla canción enamorada
se ha vuelto rebeldía que el más cuitado entiende
y puede hacerla suya como si fuera un arma cargada
de moción y esperanza
que puede repetirse como un himno
y que salta los muros de las cárceles
que está en la selva y entre los cascotes
de un pueblo bombardeado. La voz y la palabra
pueden con el gran ruido que quiere anonadarte.
sábado, 26 de marzo de 2011
Californication
A mi querida y hermosa hija.
Estoy escribiendo una carta, sí,
al estilo antiguo.
Es realmente un arte olvidado,
Tengo una confesión que hacer:
no me gustabas mucho al principio,
eras esa pequeña cosa molesta,
olías bien la mayor parte del tiempo
pero no parecías tener
demasiado interés en mí,
lo que naturalmente consideraba
vagamente ofensivo.
Eran solo tú y tu mamá contra el mundo,
es gracioso como algunas cosas nunca cambian.
así que huí hacia delante, hice mis cosas,
me comporté como un estúpido,
sin entender realmente
cuánto te cambia ser padre.
No recuerdo el momento exacto en el que todo cambió.
Solo sé que sucedió.
En un momento yo era impenetrable,
nada podía tocarme,
un instante después sentía que mi corazón latía fuera de mi pecho
a merced de los elementos.
Amarte ha sido la más profunda,
intensa y dolorosa experiencia de mi vida.
De hecho, ha sido casi demasiado para soportar.
Como padre tuyo, juré protegerte del mundo
y nunca me di cuenta de que yo sería
el que al final te haría más daño.
Cuando imagino el futuro se me parte el corazón,
sobre todo porque no logro imaginarte
hablando de mí con orgullo.
¿Y cómo podrías?
Tu padre es un niño
en el cuerpo de un adulto,
que se preocupa por nada
y por todo al mismo tiempo.
Que hace cosas débiles conscientemente.
Algo debe cambiar, algo debe ocurrir.
Está oscureciendo, demasiado oscuro para ver…
viernes, 4 de marzo de 2011
La ciudad - Constantino Kavafis
Por las mismas calles andarás interminablemente,
los mismos suburbios mentales van
de la juventud a la vejez,
y en la misma casa acabarás lleno de canas...
La ciudad es una jaula.
No hay otro lugar, siempre el mismo
puerto terreno, y no hay barco
que te arranque a ti mismo. ¡Ah!
¿No comprendes
que al arruinar tu vida entera
en este sitio, la has malogrado
en cualquier parte de este mundo?
lunes, 14 de febrero de 2011
Piedra de sol - Octavio Paz
voy por tu cuerpo como por el mundo,
tu vientre es una plaza soleada,
tus pechos dos iglesias donde oficia
la sangre sus misterios paralelos,
mis miradas te cubren como yedra,
eres una ciudad que el mar asedia,
una muralla que la luz divide
en dos mitades de color durazno,
un paraje de sal, rocas y pájaros
bajo la ley del medio día absorto,
vestida del color de mis deseos
como mis pensamientos vas desnuda,
voy por tus ojos como por el agua…
lunes, 7 de febrero de 2011
Justine (El cuarteto de Alejandría) - Lawrence Durrell
He hablado de la inutilidad del arte, pero no he dicho la verdad sobre el consuelo que procura. El solaz que me da este trabajo de la mente y del corazón, reside en que sólo aquí, en el silencio del pintor o del escritor, puede recrearse la realidad, ordenarse nuevamente, mostrar su sentido profundo. Nuestros actos cotidianos son en realidad la arpillera que oculta la tela laminada de oro, el significado del diseño. Por medio del arte logramos una feliz transacción con todo lo que nos hiere o vence en la vida cotidiana, no para escapar al destino, como trata de hacerlo el hombre ordinario, sino para cumplirlo en todas sus posibilidades: las imaginarias.
martes, 1 de febrero de 2011
Band à part - Jean-Luc Godard
Ahora es tiempo para
abrir un segundo paréntesis
para describir los sentimientos
de nuestros personajes.
Arthur sigue mirándose los pies,
pero su mente está en la boca
de Odile y sus románticos besos.
Odile se pregunta si los chicos notan
sus pechos moviéndose bajo su suéter.
Franz piensa en todo y en nada.
Se pregunta si el mundo se está
convirtiéndo en un sueño
o el sueño ... en el mundo.
domingo, 23 de enero de 2011
Espacio - Juan Ramón Jiménez
Los dioses no tuvieron más sustancia
que la que yo tengo. Yo tengo, como ellos,
la sustancia de todo lo vivido
y de todo lo por vivir. No soy presente sólo,
sino fuga raudal de cabo a fin. Y lo que veo
a un lado y a otro, en esta fuga,
rosas, restos de alas, sombra y luz,
es sólo mío,
recuerdo y ansias míos, presentimiento, olvido.
¿Quién sabe más que yo, quién puede,
ha podido, podrá decirme a mí
qué es mi vida y mi muerte, qué no es?
Si hay quien lo sabe,
yo lo sé más que ése, y si lo ignora,
más que ése lo ignoro.
que la que yo tengo. Yo tengo, como ellos,
la sustancia de todo lo vivido
y de todo lo por vivir. No soy presente sólo,
sino fuga raudal de cabo a fin. Y lo que veo
a un lado y a otro, en esta fuga,
rosas, restos de alas, sombra y luz,
es sólo mío,
recuerdo y ansias míos, presentimiento, olvido.
¿Quién sabe más que yo, quién puede,
ha podido, podrá decirme a mí
qué es mi vida y mi muerte, qué no es?
Si hay quien lo sabe,
yo lo sé más que ése, y si lo ignora,
más que ése lo ignoro.
miércoles, 19 de enero de 2011
La noche americana - François Truffaut
"Ya sé que tienes vida privada, Alphonse,
pero esa siempre tiene sus altibajos.
Las películas son más armoniosas que la vida,
no hay ni embotellamientos ni tiempos muertos.
Las películas avanzan como trenes en la noche.
Las personas como tú y como yo estamos hechas
para ser felices en el trabajo, en nuestros trabajos de cine".
miércoles, 12 de enero de 2011
Troteras y danzaderas - Ramón Pérez de Ayala
Pero el ciego me hizo sentir el encanto del mar, que es de naturaleza femenina, captante, fascinadora, suave, suave… Los enamorados del mar parecen enamorados de una mujer, y parece que todos los que han vivido cerca del mar se enamoran. Es una mujer y una mala mujer. El ciego decía: «Yo siempre tuve miedo al mar, mucho miedo; pero no puedo vivir sin él. Vivo aquí porque estoy ciego y ya, para el caso, lo mismo da estar en una parte que en otra porque lo llevo dentro de mí». A veces, cuando habían regado las calles asfaltadas, el ciego decía: «Huele un poquiñín a mar». Él decía un poquiñín. Y cuando pasábamos cerca de una de esas señoras elegantes que llevan un perfume sin perfume, una cosa que huele a mañana, ¿me entiendes? entonces el ciego decía: «Huele a mar». ¡Cosa más rara! Yo creía, o me figuraba, que el ruido del mar era un ruido enorme, y así, un día, estando en los andenes del paseo de coches, le dije: «¿Es éste el ruido del mar?». Él se enfadó y contestó: «El mar no hace ruido, el mar tiene voz. Éste es un ruido que se coge con las manos». Y en cierta ocasión, estando sentados en Recoletos, pasó junto a nosotros un niño que arrastraba sobre la arena, a golpes, un cajoncito de madera. Dijo el ciego: «Ésa es la voz del mar. Son las últimas olas pequeñinas de la playa». Yo no caía al principio en la cuenta, porque apenas sí se oía el ruido del cajoncito. Y como yo me asombrase, el ciego añadió: «Siempre es esto, pero en grande».
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